ANTÍLOPE TIBETANO: características, hábitat y conservación 

El antílope tibetano, también conocido como chirú (Pantholops hodgsonii), es una especie es autóctona del altiplano tibetano, en Asia central, que es el altiplano más alto del mundo. En este artículo, hablaremos de las características, el hábitat y los esfuerzos de conservación del antílope tibetano. 

FILOChordata
CLASEMammalia
ORDENArtiodactyla
FAMILIABovidae

Características físicas del antílope tibetano

El antílope tibetano es un bóvido de tamaño medio:

  • Tamaño del antílope tibetano:
    • Mide hasta 90 cm (3 pies) de altura y pesa entre 30 y 40 kg (66 y 88 lb).
  • Tiene una constitución compacta y una cola larga cubierta de pelos gruesos, largos y blancos.
  • Su pelaje, grueso y lanudo, le ha permitido adaptarse a las duras condiciones de su hábitat y suele ser de color marrón claro, aunque a veces puede ser gris o negro.
  • Tiene el vientre, la parte inferior y el hocico blancos.
  • Sus orejas pequeñas y puntiagudas y sus grandes ojos de color ámbar le dan un aspecto feroz. 

Hábitat y dieta del antílope tibetano

El antílope tibetano se encuentra principalmente en los páramos tibetanos, así como en las estribaciones meridionales del Himalaya, en la India, Nepal y Bután. Vive a una altitud mayor que cualquier otro gran mamífero, entre 3.500 y 5.500 metros sobre el nivel del mar. Este antílope reside principalmente en desiertos y semidesiertos de gran altitud, aunque también puede encontrarse en pastizales, matorrales y praderas alpinas. 
 
El antílope tibetano es principalmente herbívoro, aunque en ocasiones se alimenta de pequeños insectos u otros invertebrados. Su dieta habitual se compone de hierba, juncos y pequeñas plantas herbáceas, así como líquenes y musgos arbóreos. Accede al alimento rebuscando plantas y raíces en los tramos nevados y rocosos del altiplano tibetano. 

Reproducción y comportamiento del antílope tibetano

El antílope tibetano es un animal tímido y esquivo que prefiere los espacios abiertos de los páramos tibetanos. Suele vivir en pequeños grupos familiares, formados por un macho alfa, varias hembras adultas y las crías. En los meses de invierno, manadas de hasta cien miembros se reúnen para alimentarse y entrar en calor juntas. Cuando se siente amenazado, el antílope se queda inmóvil, confiando en su camuflaje natural para evitar ser detectado. 
 
La temporada de cría del antílope comienza en otoño y dura hasta finales del invierno. El macho lleva a cabo impresionantes exhibiciones de agresividad y comportamiento territorial para atraer a las hembras. Una vez elegida la hembra, el periodo de gestación dura entre 7 y 8 meses. La mayoría de las hembras paren una cría cada dos años. Estas crías tienen una manta lanuda de color más claro que sus padres, lo que las hace casi invisibles en la nieve. Se destetan a los 2 meses y alcanzan la madurez sexual a los 2 años. 

Estado de conservación  del antílope tibetano

En las últimas décadas, el antílope tibetano se ha visto gravemente afectado por la la destrucción de su hábitat y la caza furtiva, ya que es cazado ilegalmente por su preciada lana. con la que se fabrican chales y otras prendas. Por ello, la especie  fue incluida en 1983 en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN como «vulnerable», y en 1990 se reclasificó como «en peligro».  Actualmente, se encuentra en la categoría “casi amenazado”, lo que significa que está cerca de cumplir los criterios para volver a ser considerado como especie en peligro o amenazada. 
 
Para ayudar a proteger al antílope tibetano, se han iniciado varios esfuerzos de conservación. En 1993 se creó la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre del Tíbet para promover el uso sostenible de los recursos del antílope y luchar por reducir el comercio ilegal de la lana del chirú. Otra organización, el Grupo de Trabajo Asia, se constituyó en 1996 para ayudar a proteger al antílope y a otras especies vulnerables que habitan el altiplano tibetano. 
 
Los gobiernos locales e internacionales también han puesto en marcha medidas para ayudar a proteger el hábitat natural de este antílope. El altiplano tibetano está declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y se han establecido varias reservas naturales y zonas protegidas en beneficio de su fauna única. Además, se está enseñando a las comunidades locales la importancia del desarrollo sostenible y la preservación del medio ambiente. Conclusión 

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